¡Hoy hace un año! Y Andrea no se ha acordado a pesar de su afán porque supere este dolor. ¡Hoy llevo un año sin ti! ¡Y no sabes cuánto te echo en falta…!

Estuvimos tres días en esta calurosa ciudad de Bali. Andrea me dijo que el Budismo me traería la solución a este sufrimiento…

Primero llegamos a un inmenso templo con cuatro entradas orientadas a los cuatro puntos cardinales. Dos grandes dragones custodiaban cada entrada. Al asomarnos vimos una imagen colosal de Buda rodeado de cientos de monjes budistas en meditación. Se oía un suave sonido de campanillas y un agradable olor a incienso frutal te invitaba a la calma.

Después nos llevaron al monasterio zen y tras instalarnos, cada mañana nos dirigíamos a las rectangulares salas de meditación. En un silencio sepulcral el maestro de ascesis nos invita a la reflexión-meditación-liberación. Dice que así llegaremos al Nirvana, al vaciamiento de uno mismo para conseguir la ausencia de todo sufrimiento.

Ya me conoces Toni, yo no puedo estar quieta mucho tiempo… y hoy no he podido más que escaparme a esta paradisiaca isla desierta, en la que la fina arena produce una delicada sensación de calor. La brisa de este transparente mar acaricia mi cuerpo con gran sutileza, y el suave sonido de las olas me llena de paz. El sol está a punto de salir…

¿Te acuerdas de nuestros paseos a la orilla del mar? Ahora comprendo tu deseo de infinito, tus preguntas sobre la belleza del mar… ¿Quién lo habría hecho?

De repente te siento aquí, a mi lado, siento que nunca te has ido, ¿Quién nos habrá unido de esta forma, con este amor?

Veo el horizonte y sonrío…